CETRERÍA EXTREMA: CAZA DE TINAMÚES CON GAVILÁN ACANELADO EN LOS ANDES PERUANOS
Por Henry Marquez Rodriguez
Era el año 2005, cuando en algunos viajes universitarios que tuve por la sierra peruana, pude conocer de cerca este interesante grupo de aves llamadas también “perdices”. En el Perú podemos encontrar tinamúes en la selva y en la sierra, siendo las especies “cinegéticas” las que habitan las quebradas y los pastizales altoandinos y son estas también de las que hablaremos en este relato.
El gavilán acanelado (Parabuteo unicinctus) siempre fue un ave de presa subestimada en el Perú, y honestamente, me propuse cazar tinamúes con ellos precisamente porque me dijeron que no podía. Es así que en el año 2009, adquirí un gavilán acanelado macho de un zoocriadero en Lima para introducirlo exclusivamente a este tipo de caza, y durante los años posteriores pude tener encuentros con 4 especies distintas de tinamúes, de los cuales logré la caza por cetrería de 2 especies: el tinamú andino (Nothoprocta pentlandii) y el tinamú cordillerano (Nothoprocta ornata).
El primer tinamú ornato cazado con gavilán acanelado en el Perú, lo realizó Denis Cisneros en el año 2010 a 4500 msnm. Habíamos intentado darle caza por 4 días consecutivos entre lluvias, granizada y vientos terribles y no habíamos logrado éxito alguno, era aproximadamente las 4 de la tarde y ya regresábamos al campamento, cuando pudimos divisar dos perdices adultas que salían de unos cultivos y empezaron a caminar cerro arriba, intentamos ganarle la altura y corrimos hasta unos matorrales a unos 70 metros de altura en donde los vimos esconderse y nos colocamos en posición de lance: El característico grito “fiiiii fiiiii fiiii” y un aleteo iniciaba la histórica persecución: “Khaly” mi gavilán acanelado y “W18” la gavilana de Denis, salieron en veloz persecución montaña abajo en un vuelo de unos 90 metros hacia unos cultivos de papa a orillas de un lago, el tinamú logra escapar de la primera arremetida pero en el revuelo fue capturado en un vuelazo por la gavilana de Denis.
Durante los años 2010 al 2012, en compañía de Gustavo Norabuena (excelente cetrero y compañero de gran parte de mi vida cetrera), iniciamos otra aventura, esta vez con la Nothoprocta pentlandii como rival. El escenario de caza esta vez es la sierra peruana, a 3800 msnm, con acantilados gigantescos, pastizales altos y arbustos con espinas que atraviesan los botines más resistentes. Uno de los vuelos que siempre recuerdo sucedió de la siguiente manera: “Khaly”, mi gavilán acanelado, había recibido un entrenamiento meticuloso y exigente durante 6 meses (caza a diario, vuelos verticales y múltiples vuelos de escape) y se encontraba en la mejor de sus formas, logrando cazar 6 tinamúes en 3 días de cacería; pateaba el terreno con el gavilán atento en el puño cuando un tinamú me salta a unos 4 metros de distancia escapando potente colina abajo, Khaly salió como un demonio en veloz persecución desapareciendo ambos de mi vista en un acantilado de 90° que se encontraba a unos 50 metros de donde inició la persecución, corrí hacia ellos solo para ver que abajo del acantilado la persecución continuaba unos 80 metros más, con Khaly pegado a la cola del tinamú que intentó llegar sin éxito a unos cultivos de habas, Khaly logró capturarla en vuelo justo en el momento que intentó embarrar en su fallida huida.
Podría pasarme noches enteras relatando las capturas de Nothoprocta ornata y Nothoprocta pentlandii realizadas por mi gavilán acanelado, pero siempre voy a concluir diciendo que los tinamúes están hechos a la medida de los “canelos”, eso sí, hace falta que rapaz y cetrero se encuentren en perfecto estado físico para soportar las terribles condiciones en donde se realiza esta modalidad de caza, nuestras contrincantes no son nada fáciles y es común volver luego de dos o tres días de caza sin un solo tinamú en el morral, pero con la vista y el alma llena de vuelos potentes, persecuciones de ensueño y el recuerdo de los bellos paisajes de nuestros andes peruanos.