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LA SEMANA DE LAS CHERELAS EN TÚMBES, PERÚ

Por Ilich Ortega

Durante los últimos días del 2018 tuvimos algunas buenas picadas en el sector del Rubio y Peña Redonda – Lavejal, Zorritos, Tumbes. En esos días junto a un par de amigos, recorrimos algunos kilómetros a pie, un poco por el gusto de hacer deporte y recorrer metro a metro las playas de pesca, eso además de que en la zona el acceso con vehículo es restringido en algunas partes y son distancias asequibles caminando; por eso debes de tener un equipo básico de pesca puesto en una mochila, de preferencia utilizar una mochila a prueba de agua con termo sellado, así puedes avanzar con tus equipos mientras vas lanzando muestras en el trayecto, dando una buena visión del litoral y posición de los pozos, pero siempre probando si puede picar algo. El clima es cálido durante todo el año no es necesario usar wader, eso nos da ventaja para aligerar nuestro paso para peinar la zona de manera dinámica, acentuando nuestro lance para obtener mejores resultados. No es necesario mencionar que la mochila debe de contener los aparejos de pesca y demás, pero hay también algún que otro accesorio que se utiliza de forma local que un simple asesoramiento en una salida puede alimentar ese afán de conocimiento de técnicas.


Salíamos pasado mediodía cuando la marea alta fuera en la tarde. Ya habíamos caminado dos días por el lado norte, otro día el lado sur sin resultados. Aún era temporada de vientos pero esa tarde había entrado un norte suave,  decidimos empezar por un lugar que llamamos “La Escuelita” pues suele acumular cardúmenes de diferentes especies y permite casi siempre capturar alguna especie menor. Es un lugar relativamente fácil de pescar puesto que no hay muchas peñas que provoquen la traba y pérdidas de señuelo, es el lugar perfecto para enseñar el deporte: La Escuelita, era un hecho.


Dentro del mágico religioso de las culturas costeras existen un sinfín de creencias, mitos y leyendas de todo tipo en Perú, sobre todo por la carga milenaria de nuestra historia; y la pesca deportiva no escapa de eso: se cree que cuando ven a un especie de gaviota con carita negra comiendo cerca del pozo hay robalo, es un hecho que lo hay. Ignoro la relación simbiótica y si hay alguna explicación científica al respecto, ya investigaré sobre eso, pero muchas veces ha sido definitivo para la toma de decisiones de muchos pescadores locales de caña y carrete.


Cuando llegamos aún había un buen sol, con ligera brisa norte, en esta playa hay una escollera o restos de un antiguo espigón que permite formar pozos a ambos lados. Armamos los equipos cuando Tino me dice: mira allá! Las gaviotitas encima del pozo norte, Tino adelanta y dispara, al tercer lance golpea, la caña dobla y carrete a chillar, la jalada era diferente a la de robalo, en su mente pensaba no es robalo, no es robalo. Comienza la corrida hacia el norte luego de una buena pelea Tino la va sacando y va asomando una hermosa Cherela Ñata  de 4 kilos y con eso inició la histórica jornada bautizada como “ La Semana de la Cherela “. Ya se había acercado nuestro amigo Willy Chunga quien ya había marcado un buen robalito, pero todos sorprendidos y felices por la captura de Tino, nos acomodamos a ambos lados a disparar y disparar lo que quedaba de la tarde. Si bien comenzamos a pescar con señuelos duros tipo minnow la tarde bajó la picada y cambió el viento lo que nos obligó a usar señuelos blandos o vinilos, algunos conocidos como bailarinas,  ya empezaba a caer la noche y lanzo una bailarina de color negro y empieza la picada ya a la caída del sol, salen una tras otra hasta que oscureció, logramos unas 7 capturas de cherela ñata de buenos pesos y tamaño.


Hace un poco más de un año han comenzado a entrar los señuelos blandos al norte o vinilos, hay de muchas clases, la cercanía al Ecuador ha abierto un canal de información de nuevas técnicas, muchas de nuestras visitas de pesca al país hermano han influenciado en el uso de vinilos en la pesca del robalo lo cual ha dado un giro interesante a la pesca en Tumbes. Hay de muchas marcas, tipos y colores así como precios, el hecho de que sean más económicos que los señuelos de plástico tipo minnow es un determinante para la introducción en muchos lugares de pesca. En esa oportunidad los señuelos que dieron mejores y más capturas fueron las bailarinas plumero en especial el color verde y color blanco. Durante más de 10 días todas las tardes a partir de las 4 pm entraban las Ñatas y las bailarinas despegaban en vuelo parabólico cortando el viento. Empezaba a picar una y todos se levantaban de su reposo para empezar a lanzar, hubo días que salían para todos, pero siempre las bailarinas o vinilos marcaban el ritmo de la pesca.


Algunas veces golpeaban animales grandes, imparables glotones que se llevaban los señuelos a distraídos o desafortunados cañeros. Los más avezados saltábamos en las rocas del espigón mojados por la lluvia horizontal del rompiente y el oleaje de marea alta. Algunas olas botaban a los más desprevenidos, como me paso en tremendo jolgorio de pesca, aprovechando el momento para reírme de los embrollos de algún alocado compañero, cuando sin pedir permiso sentí cachetada limpia del oleaje arrojándome a un charco arenoso de la orilla, sin menores daños pero si bien mojado. Otros más reservados posicionaban los lados de la orilla arenosa en tranquila posición, logrando algunos unas buenas capturas con elegancia, mientras el cálido sol norteño teñía las nubes enrojeciendo el cielo dando el marco exótico de aquellos días de gloria, amistad y mucha pesca. Las jornadas fueron interminables, casi siempre retornando con una sonrisa por aquel sendero barroso, con el gusto de haber compartido unos días históricos en la pesca deportiva de Tumbes.

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