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QUE HAY QUE SABER PARA CAZAR EL CIERVO COLORADO EN ARGENTINA

Pedro Bulgarella

¿Dónde está? La pregunta acompaña al cazador desde que comienza a planificar su cacería, y se repite, una y otra vez, aplicada a los más diversos contextos, hasta el disparo final, el que suma-o no- un trofeo mas, y un hito a la experiencia. La elección de un buen coto o el escenario con potencial suficiente como para encontrar la pieza anhelada es la primera oportunidad en que surge ese interrogante inefable.

Un coto cerrado, por cierto, facilita grandemente este primer paso aunque, tal vez, escatima algo de aventura. “En esos casos creo que el 50% ya está resuelto”. Pero comparado con lo que sucede en Europa, por ejemplo, acá tenemos todavía lugares intactos. Lo cual implica un atractivo enorme y considerado en el mundo al Sur Argentino como uno de los lugares de privilegio para la caza del ciervo colorado, lo difícil y atractivo de esta región es que no se sabe que va a pasar, uno está escuchando un ciervo bramar y no sabe con qué se va a encontrar, capaz de tenerlo a 30, 40 metros y no sabe con qué se va a encontrar, esa es la gran incógnita, y lo más fascinante.


¿Es posible deducir el tamaño o la calidad del ciervo por el timbre o la magnitud del bramido?

Por lo general sí, aunque puede haber sorpresas. Digamos que si se oye bramar a tres o cuatro ciervos, lógico es que uno, es el líder, sea el de la voz más gruesa, más ronca. Yo empezaría por ahí, lo cual no me garantiza que realmente se trate de un ciervo grande. He seguido algunos que tenían un bramido espectacular y después fueron un fracaso. Aunque la regla general es así y debemos arrancar por ahí.


¿Cuáles son las características mas salientes de una cacería en plena Cordillera de los Andes?

La cordillera es cerrada, escarpada, hay que tener un buen estado físico para cazar ahí donde aparte los ciervos también son pocos. Generalmente son ejemplares viejos, que se quedan arriba y no bajan. Por lo tanto, es muy difícil encontrarlos, un trabajo verdaderamente arduo. Además, están las inclemencias del tiempo: llueve mucho, y probablemente, si uno a planeado una estadía de 7 a 10 días, tendrá que descontar alguna jornada. Por otra parte, se duerme en carpa y hay que moverse a caballo, lo cual es una ventaja para llegar a lugares inaccesibles (En mi caso particular, mi territorio de caza, hoy tenemos la suerte de subir en cuatriciclo o camioneta, para luego si seguir a caballo), sin embargo no soy muy amante del caballo porque es un animal muy fácil de ver para los ciervos, por lo que es ideal arrimarse solo a los lugares de caza y después seguir caminando.


¿Los resultados compensan tanto esfuerzo?

Como dijimos, arriba hay pocos ciervos. Hay buenos, y hay de todo. Pero existen más posibilidades, si bien los grandes siempre son escasos en cualquier parte. Hay que calcular que el ciervo bueno es un 10% de la población. Aunque, por lo general, el ciervo de la cordillera ya está “dando la vuelta”, es viejo, no tiene tres puntas ni quiere andar peleando en las brameras, y tiende a quedarse arriba. Ese ciervo no brama mucho, se mueve poco, tiene vasta experiencia, es difícil de encontrar y exige andar bastante… Si a esos factores le sumamos su número escaso y que el lugar es bastante hostil, tenemos una cacería espectacular y como dije considerada una de la mejores del mundo.

Por experiencia propia todos los clientes, amigos y conocidos que han cambiado La Pampa por la Cordillera terminan volviendo, siempre al sur, aunque los costos y los tiempos sean más complicados. El paisaje, la calidad del trofeo y la forma de caza hacen a la cordillera un destino imposible de no tenerlo permanentemente dentro de nuestros sueños.


¿Qué actitud debe tomar, entonces, el cazador que está decidido a aceptar semejante desafío?

En primer lugar, estar dispuesto a andar verdaderamente mucho. Pero además en este caso se depende muchísimo del guía. Planteémonos un caso habitual, el de quien llega a la zona y no conoce el movimiento de los ciervos: como en ningún otro lugar está en manos del guía, quien se supone que tendrá que saber donde andan. Además por lo general el ciervo de cordillera no brama mucho: otra contra porque lo que facilita la cacería es la intensidad y la frecuencia de los bramidos. Cuando el ciervo brama poco y es un tanto renuente a mostrarse, todo se complica. Por lo tanto lo que suplanta esa desventaja es caminar mucho.


¿Cuál sería el primer paso para comenzar la cacería?

Volvamos a algo fundamental, sobre todo para el que tiene algo de experiencia: conocer donde andan. Todos los ciervos tienen sus lugares de preferencia, y lo difícil es descubrir donde están. A esta capacidad la llamo “saber leer el monte”, en esa inmensidad los ciervos tienen lo que se llama en ingles el “hot-spots”, y de ahí no salen.

Entre dos de estas zonas hay espacios vacios donde no pasa nada. Entonces, con un poco de experiencia, uno palpita donde los puede encontrar: espacios abiertos, ecotonos. El ciervo es un animal de ecotonos, no le gusta el monte sucio y cerrado. Tampoco se muestra mucho en los espacios abiertos, excepto en determinadas circunstancias. Se siente más cómodo en las zonas de transición, donde el monte se ralea un poco antes de dar lugar a las franjas abiertas. Eso es lo que se llama un ecotono: montes más ralos y abiertos, el ámbito en que el colorado se siente más a gusto. Simplificando al máximo tiene tres lugares donde duerme, donde como y zona de transición entre ambas. Este dato es lo primero que hay que manejar.


¿Cuál sería el mejor lugar para encontrarlo?

La bramera es el lugar donde más o menos se lo puede encontrar con mayor facilidad, donde hay que estar a la expectativa, a la mañana muy temprano y a la tardecita. Hay que escuchar de noche donde anda bramando, detectar su zona de brama, no la de dormir. Este, recuérdenlo, es uno de los varios trucos principales. Otra opción es usar un bramador. Para que el ciervo brame mucho se necesitan varios factores, si no está estimulado por un montón de cosas. Si no está apremiado, si no tiene competencia, si no hay hembras en celo, o si son pocas y están servidas en pocos días, se desestimula y ya no responde tanto.”Personalmente la mañana es mucho más provechosa que la tarde”, hay que tratar de estar en los bramaderos a oscuras para estar lo más cerca del animal posible, ni bien empieza a aclarar.


¿Qué sucede cuando, finalmente, se hace contacto con el ciervo?

Si se trata de un ciervo que a priori nos gusta hay que tratar de ver cómo le vamos a entrar. En este caso uno tiene una ventaja propia del sur, se trate de la cordillera o la estepa: como el territorio es irregular, es posible ubicarse en puntos estratégicos elevados, desde donde se tiene una visión un poco más amplia y panorámica de lo que sucede, a diferencia de lo que ocurre en el calendar pampeano, un monte chato y seco donde se ve poco y nada.

Cuando uno ve un ciervo macho, lo primero que debe hacer es determinar su calidad, de otra manera es probable que caminemos dos o tres horas sudando una vuelta grande para entrarle y finalmente…. Descubra que no vale nada. Entonces lo más importante es diagnosticar  la calidad de la cabeza para no caminar de gusto. Hay que tener paciencia, en ocasiones se muestra clarito y uno lo puede estudiar. Otras veces no se ve bien y hay que esperar que se mueva y ahí se podrá deducir-más o menos- que clase de ciervo es.

Esto es muy importante, de no dejarse llevar y salir a buscar a lo loco un ciervo sin verlo previamente, ya que de no ser lo que estamos buscando, tendríamos que volver para atrás y podríamos perder todo el día.


¿Parecería que la máxima cinegética de colocarse en contra del viento queda relegada a un segundo plano, en ese caso….


Quizá no tanto, pero lo irregular del terreno en la cordillera hace que los vientos no sean en absoluto estables. Suele predominar el viento del oeste, pero cuando uno empieza a moverse entre cañadones y desfiladeros todo cambia. Y eso no puede prevenirse, porque uno comienza a descubrir todos esos detalles cuando se pone en movimiento, no antes.


¿Y la distancia?

Dependemos también del terreno para decidir hasta donde podemos acercarnos sin correr muchos riesgos. En algún momento llegamos al punto donde decimos hasta acá llegue, de acá en más me va a ver. En cordillera el promedio de tiro va de 200 a 300 metros. Si no se está seguro es mejor tratar de acortar distancias antes de arriesgar. Además hay otro problema, en la montaña es difícil calcular distancias. Hay que acopiar mucha experiencia para decir estoy a 300 metros. Un terreno tan escarpado obliga a tener un ojo muy entrenado, no es fácil determinar la distancia justa… Por otra parte, si uno está sobre una ladera, con un objetivo en la de enfrente, lo que parece cercano, en realidad puede encontrarse lejísimos: el ojo es muy tramposo, crea ficciones. Lo mismo ocurre a la hora de evaluar un trofeo, la luz juega una función importantísima. En un día nublado, por ejemplo una cornamenta se ve de forma distinta a la de un día soleado.


Algunos detalles para no olvidar:


*La mejor fecha para reservar este tipo de cacería es a partir del 15 de Marzo al 5 de abril, seguro tendrán buena brama, siempre hablando en campo abierto, si contratan cotos cerrados hasta el 15 de Junio hay tiempo.

*Usar un calibre magnum es lo ideal 7mm, 300, 375, 338.( Esto no quiere decir que otros calibres no sean buenos, yo cazo con un 30.06).

*Que el arma este bien calibrada a 200 metros.

*Un buen binocular y si es con telemetro mucho mejor.

*Contratar un guía que conozca bien el campo.

*Tomarse algún dia mas en lo posible, puede que 2 días mas hagan que nuestra caceria tenga un final feliz.

*No esperar hasta lo último para reservar, ya que los mejores turnos van a estar contratados.

*La ropa camuflada u oscura, los guantes y gorros son fundamentales para cubrir todas nuestras partes, un mínimo brillo en la montaña puede arruinar nuestro lance.

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